Reflexiones



                                   


La docencia es una profesión noble que carga sobre sus hombros una gran responsabilidad: guiar y dar ejemplo de ser y actuar a los niños en el proceso de aprendizaje.
A través de ella los pequeños adquieren habilidades, conocimientos y actitudes para saber hacer y saber ser una persona correcta ante la sociedad, para saber desenvolverce, actuar, defender sus derechos y respetar los ajenos, aceptar los errores, superar la caidas; ser un ser productivo competente para la vida en sociedad.
Pero no basta con dominar métodos, conocer teorías o aplicar diversas técnicas, también es necesario saber tocar el corazón de los niños, tener tacto pedagógico para tratarlos, hablarles con respeto, mostrarles autoridad, jugar para aprender, escucharlos para conocer sus ideas y emociones ... inspirarles confianza.

En mi práctica docente, que se relaciona sobre todo a primer y segundo grado de primaria, es un mar de emociones al compartir con seres pequeños, que desde que llegan muestran ser individuos con sus propias ideas, no temen mostrar emociones y opinan lo que sienten y piensan tal cual.
Ver como desde que llegan ellos escriben y leen a su manera, como van mejorando sus trazos, como comienzan a usar letras correctamente al escribir, después escriben palabras, oraciones, leen suman ...etc; ser parte de ese proceso es una experiencia no solo que requiere de tiempo, dedicación y paciencia hacia los niños sino que también en divertida y satisfactoria.

Ha esta edad los niños son super ocurrentes, aprenden con el ejemplo y a través de la práctica constante, es por ello que debemos dar el mejor ejemplo.




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